Simplemente, LaFerrari
Para definir al Ferrari LaFerrari podría intentar reunir todos los adjetivos calificativos que me viniesen a la cabeza, pero no sería capaz de encontrar uno que realmente me dejara satisfecho. Bueno, quizás si hasta el día que tuviera la extraordinaria e infinita fortuna de probar uno, que eso ya sería…
Cuando vi por primera vez las fotos del modelo definitivo ya me di cuenta de que había algo interesante en el, con unas líneas que me recordaban a modelos interesantes del pasado, y quizás también a prototipos y diseños de coches del futuro, pero de ideas que correspondían a los inicios de los años 90. Eso me decía muchas cosas, me hacía creer que todavía se podían hacer coches increíbles en una época quizás demasiado dominada por el pragmatismo.
Pero el golpe de efecto definitivo para llevar este modelo al Olimpo de los dioses llegó cuando, durante el viaje que hice en septiembre de 2013 para asistir al G.P. de Monza, pude ver mi primer LaFerrari justo frente a la fábrica, en Maranello. Era una unidad en pruebas, pero completamente desprovista de cualquier tipo de camuflaje, que se dirigía al circuito de Fiorano. Un auténtico flechazo que no se puede olvidar, y que tuve la suerte de poder fotografiar y así poder tener un recuerdo gráfico del instante. Luego visité la Galleria Ferrari en un periodo en el que exhibían la muestra del proceso de creación de dicho modelo, ya sabía de antemano de esa exposición y que en realidad era un aliciente del viaje, aunque allí había las maquetas de arcilla a escala 1:1 de los diferentes diseños junto a un montón de imágenes del proceso de diseño. Unos pocos días después, yendo de camino a otra de las fábricas de sueños de la zona para hacer una visita guiada, en una carretera de tipo comarcal o provincial me crucé con otra unidad, esta vez con algunas partes protegidas con vinilos de camuflaje. Me costó unos instantes en asimilar lo que acababa de ver, era un coche ancho y bajo con una línea muy curva, pero pude procesar la información a tiempo para girar la cabeza estando parado en un semáforo, para contemplar por unos instantes fugaces como pasaba aquella “macchina”. Esta vez no la pude fotografiar, pero dentro de mi cabeza quedó perfectamente grabado aquel fantástico instante.
Sin duda, este es un modelo que debe constar en mi lista de “cavallinos” más deseados (y deseables), con una silueta espectacular no es un coche que resulte nada fácil de ver, en realidad desde entonces no he visto ninguno más, aunque quien sabe si algún día me encuentre uno en alguna concentración.